Resumen
La situación profesional de la restauración en España es compleja porque, al
tiempo que siempre ha habido un cierto prestigio social del restaurador (en
parte por la confusión habitual sobre el carácter de su actividad, no estando
muy claro para algunos si es artístico, científico o técnico), nunca se ha regu
lado legalmente su ejercicio. Esto ha propiciado un gran confusionismo que
afecta a las propias instituciones públicas, que a la hora de contratar las obras
de restauración de bienes culturales no distinguen entre los condicionantes de
bienes de gran envergadura asociados a bienes arquitectónicos y los bienes
de gran movilidad asociados a las tradicionales obras de arte. Frente a la re
gulación estricta de competencias en el ámbito arquitectónico (cuyas restau
raciones al fin quedan recogidas en la nueva Ley de Contratos del Sector Pú
blico), en el resto de restauraciones hay –y seguirá habiendo– un enorme vacío
legal que lleva a que se terminen contratando como servicios en lugar de ha
cerlo cómo obras, con la imposibilidad de garantizar el control de los procedi
mientos y resultados y el menosprecio que supone al propio concepto de la
restauración por parte del Estado. En este artículo se exponen las razones que
avalan esta opinión, y se proponen medidas a corto y largo plazo para mejo
rar las condiciones profesionales de la restauración.