Resumen
Desde tiempos inmemoriales la cera ha ocupado un lugar en la producción artística, especialmente como imitación del cuerpo humano. Precisamente el elevado grado de verosimilitud obtenido en relación al espécimen diseccionado contribuyó a que hacia mediados del siglo XVII se difundiese la costumbre de elaborar modelos artificiales en cera para la enseñanza de la medicina. Las pastas cerosas empleadas para la creación de este tipo de esculturas suelen estar compuestas por mezclas moleculares muy complejas, lo que supone un factor intrínseco de deterioro debido al desarrollo de procesos físico-químicos de alteración que pueden afectar a la supervivencia de la Facultad de Bellas Artes. UCM.
En este artículo se propone una revisión histórica de los sistemas de limpieza aplicados a esculturas de cera, mediante una reflexión sobre las ventajas e inconvenientes que cada sustancia y su metodología de empleo conllevan, atendiendo a los criterios deontológicos para afrontar este tipo de procesos, tan delicados e irreversibles, con el objetivo último de minimizar sus posibles riesgos.